Las dosis de quimioterapia empleadas para combatir la LAL provocan daños tanto en los tejidos como en la médula ósea. El trasplante de de progenitores (TPH) también llamado de médula ósea permite emplear dosis altas de quimioterapia o radioterapia para eliminar la enfermedad. El trasplante puede ser: autólogo o alogénico.

En pacientes con LAL la decisión de trasplante depende de: edad, condición del paciente y riesgo de recaída, que depende del subtipo de LAL (fenotipo y citogenética), cifra de leucocitos, enfermedad residual tras el tratamiento inicial. Dicho de otra forma, el que se haga o no un trasplante depende de las probabilidades de curarse solo con quimioterapia. Los pacientes con muy bajas probabilidades de curarse con quimioterapia se recomienda un trasplante.